Tema:
La perseverancia de los santos.
Texto:” Mas el justo vivirá por fe; Y
si retrocediere, no agradará a mi alma”. (Hb.10:38)
Las
Escrituras nos enseñan claramente que existen dos caminos, un camino ancho y
espacioso y un camino estrecho. Para el justo la Biblia también dice que hay un
camino., en el libro de Job 17, verso 9, se nos dice:” No obstante, proseguirá el justo
su camino”.
Este texto se refiere al justo, el cuál proseguirá
su camino, no desertará, no desmayará, sino que proseguirá en su camino.
Aunque, sin duda alguna, el hombre justo encontrará muchas dificultades en su
camino, y habrán momentos de desánimo, el continuará en su camino.
Este texto nos dice una gran verdad, la vida del
justo, es descrita como una vida de acción, de esfuerzo, de entrega, de
dedicación, es una vida de fe, de oración, de comunión, de santidad constante.
No creemos que el qué acepte ha Jesús debe de tener una vida espiritualmente
descuidada.
Las Escrituras nos advierten a no descuidar nuestra
salvación, en ella encontramos una serie de admoniciones en contra de tener una
vida espiritualmente descuidada, el autor a los hebreos nos dice:”Pero nosotros
no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para
preservación del alma”(10:39).
Encontramos el caso de algunas personas que
abandonaron la fe, pero al hacer un estudio cuidadoso, notamos que realmente
nunca habían nacido de nuevo. El apóstol Juan nos dice:” Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros;
porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero
salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros."(2:9). Aquel memorable pasaje en el Evangelio de Juan es
igualmente aplicable, donde nuestro Salvador habla de los pámpanos de la vid
que no permanecen en ella, que son echados fuera y arrojados al fuego: estos
son descritos como pámpanos en Cristo que no llevan fruto. ¿Son ellos
verdaderos cristianos? ¿Cómo pueden serlo si no llevan fruto? "Por sus
frutos los conoceréis." El pámpano que lleva fruto es limpiado, pero nunca
es echado fuera. Quienes no llevan fruto no son figuras de verdaderos
cristianos, sino que representan adecuadamente a simples profesantes. Nuestro
Señor, en Mateo 7:22, nos habla en relación a muchos que en ese día dirán:
"Señor, Señor," y que Él responderá: "Nunca os conocí." No
les dirá: "Os he olvidado," sino más bien: "Nunca os
conocí": nunca fueron realmente Sus discípulos.
Los santos son llamados a perseverar por varias
razones:
·
Por
la nueva naturaleza que poseemos. En primer lugar sostenemos la
perseverancia de los santos, de manera muy clara a partir de la
naturaleza de la vida que es impartida en la regeneración. ¿Qué dijo
Pedro en relación a esta vida? (1 Pedro 1: 23) Él habla del pueblo de Dios como
"siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." Y en 1 Juan 3:
9 tenemos el mismo pensamiento planteado de otra forma: "Todo aquel que es
nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en
él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios." Es decir, la inclinación
de la vida del cristiano no es hacia el pecado. No sería una descripción justa
de su vida decir que vive en pecado; por el contrario, lucha y contiende contra
el pecado, porque posee un principio interno que no puede pecar. La nueva vida
no peca; es nacida de Dios, y no puede transgredir; y aunque la vieja
naturaleza está en guerra contra ella, sin embargo la nueva vida prevalece de
tal manera en el cristiano, que es guardado de vivir en pecado. Todos
nosotros sabemos que la vida que es dada en el nuevo nacimiento está
íntimamente conectada con la fe. Ahora, la fe es en sí misma un principio
conquistador. En la Primera Epístola de Juan, que es un gran tesoro de
argumentación (1 Juan 5: 4) se nos dice: "Porque todo lo que es nacido de
Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?" Vean, entonces, que lo que es nacido de Dios en nosotros, es decir,
la nueva vida, es un principio conquistador; no se sugiere para nada que puede
ser derrotada alguna vez: y la fe, que es un signo exterior, es en sí misma una
eterna triunfadora. Otro pasaje afirma también lo mismo, y es Mateo 24:
24, donde el Señor Jesús ha estado hablando de los falsos profetas que van a
engañar a muchos. "Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas,
y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere
posible, aun a los escogidos." Y esto demuestra que es imposible que los
escogidos sean engañados por ellos. De las ovejas de Cristo se dice: "Mas
al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños," sino que por instinto divino ellos conocen la voz del Buen
Pastor, y lo siguen. Un argumento muy bendito para la seguridad del creyente se encuentra
en la intercesión de nuestro Señor. No necesitan buscar la
referencia bíblica, pues ustedes la conocen muy bien, que muestra la conexión
entre la intercesión viva de Cristo y la perseverancia de Su pueblo: "Por
lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos." (Hebreos 7: 25) Si
quisieran un ejemplo de esto, deben ver el caso de Pedro que está registrado en
Lucas 22: 31, donde nuestro Señor dice: "Simón, Simón, he aquí Satanás os
ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no
falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos." La intercesión de Cristo
no salva a Su pueblo de las pruebas, ni de las tentaciones, ni de ser sacudido
hacia arriba y hacia abajo como el trigo en la criba, ni tampoco lo salva de
una cierta medida de pecado y de dolor, pero sí lo salva de la apostasía total.
Pedro fue conservado, y aunque él negó a su Señor, esto fue sólo una excepción
a la grandiosa regla de su vida. Por gracia prosiguió en su camino, porque no
sólo en ese momento, sino muchas otras veces, aunque pecó, tenía un abogado
ante el Padre, Jesucristo el justo. Ahora tenemos un cuarto argumento. Acumulamos una
segura confianza en la perseverancia de los santos por el carácter y la obra de
Cristo. Voy a ser muy breve en esto, pues confío que ustedes conocen tan bien a
mi Señor que no necesita ninguna palabra de recomendación de parte mía para
ustedes; pero si lo conocen, dirán lo mismo que el apóstol dice en 2 Timoteo
1:12, "Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día." Él no dijo: "yo sé en quién he
creído," como lo cita la mayor parte de la gente, sino, "yo sé a
quién he creído." Él conocía a Jesús, conocía Su corazón y Su fidelidad,
conocía Su expiación y Su poder, conocía Su intercesión y Su fuerza; y él
entregó su alma a Jesús por un acto de fe, y se sentía seguro.
Mi Señor es tan excelente en todas las cosas que sólo necesito darles un vislumbre de su carácter y ustedes verán lo que fue mientras habitó aquí entre los hombres. Al comienzo de Juan capítulo 13 leemos: "Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin." Si no hubiera amado a Sus discípulos hasta el fin cuando estaba aquí, podríamos concluir que es cambiante ahora como lo fue entonces; pero si amó a Sus elegidos hasta el fin cuando todavía estaba en Su humillación aquí abajo, esto nos trae la dulce y bendita confianza que ahora que Él está en el cielo, Él amará hasta el fin a quienes confían en Él. En quinto lugar, podemos deducir la perseverancia de los santos del tenor del pacto de gracia. ¿Les gustaría comprobarlo por ustedes mismos? Si es así, entonces vayamos al Antiguo Testamento, a Jeremías 32 y allí encontrarán el pacto de gracia expuesto bastante ampliamente. A nosotros nos bastará leer el versículo cuarenta: "Y haré con ellos pacto eterno, que no volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí." Él no se apartará de ellos, y ellos no se apartarán de Él. ¿Qué puede ser mayor garantía de su perseverancia hasta el fin? Ahora es muy claro que éste es el pacto de gracia bajo el cual vivimos, con base en la Epístola a los Hebreos, pues el apóstol cita ese pasaje con ese objetivo, en el capítulo 8. El tema va más o menos así: "He aquí vienen días, dice le Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo." El sexto argumento, que es muy poderoso, se deduce de la fidelidad de Dios. Miren a Romanos 11: 29. ¿Qué dijo el apóstol allí, hablando por el Espíritu Santo? "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios," que quiere decir que Él no da vida ni perdona a un hombre y lo llama por gracia y luego se arrepiente de lo que ha hecho, y retira las buenas cosas que ha otorgado. "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta." Cuando extiende Su mano para salvar no la retira hasta que la obra es consumada.
Su palabra es, "Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos." (Malaquías 3: 6). "Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá." (1 Samuel 15: 29). El apóstol quiere que afirmemos nuestra confianza en la perseverancia sobre la confirmación que la fidelidad divina ciertamente nos la va a dar. Él dice en 1 Corintios 1: 8 "El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." Y nuevamente dice algo parecido en 1 Tesalonicenses 5: 24 "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. El séptimo y último argumento lo sacaremos de lo que ya ha sido hecho en nosotros. No haré más que citar las Escrituras, y dejar que penetren en sus mentes. Un bendito pasaje es el de Jeremías 31: 3: "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia." Su no hubiera querido que su amor fuera eterno, no nos habría prolongado Su misericordia, pero debido a que ese amor es eterno, por tanto nos ha prolongado Su misericordia.
Mi Señor es tan excelente en todas las cosas que sólo necesito darles un vislumbre de su carácter y ustedes verán lo que fue mientras habitó aquí entre los hombres. Al comienzo de Juan capítulo 13 leemos: "Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin." Si no hubiera amado a Sus discípulos hasta el fin cuando estaba aquí, podríamos concluir que es cambiante ahora como lo fue entonces; pero si amó a Sus elegidos hasta el fin cuando todavía estaba en Su humillación aquí abajo, esto nos trae la dulce y bendita confianza que ahora que Él está en el cielo, Él amará hasta el fin a quienes confían en Él. En quinto lugar, podemos deducir la perseverancia de los santos del tenor del pacto de gracia. ¿Les gustaría comprobarlo por ustedes mismos? Si es así, entonces vayamos al Antiguo Testamento, a Jeremías 32 y allí encontrarán el pacto de gracia expuesto bastante ampliamente. A nosotros nos bastará leer el versículo cuarenta: "Y haré con ellos pacto eterno, que no volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí." Él no se apartará de ellos, y ellos no se apartarán de Él. ¿Qué puede ser mayor garantía de su perseverancia hasta el fin? Ahora es muy claro que éste es el pacto de gracia bajo el cual vivimos, con base en la Epístola a los Hebreos, pues el apóstol cita ese pasaje con ese objetivo, en el capítulo 8. El tema va más o menos así: "He aquí vienen días, dice le Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo." El sexto argumento, que es muy poderoso, se deduce de la fidelidad de Dios. Miren a Romanos 11: 29. ¿Qué dijo el apóstol allí, hablando por el Espíritu Santo? "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios," que quiere decir que Él no da vida ni perdona a un hombre y lo llama por gracia y luego se arrepiente de lo que ha hecho, y retira las buenas cosas que ha otorgado. "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta." Cuando extiende Su mano para salvar no la retira hasta que la obra es consumada.
Su palabra es, "Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos." (Malaquías 3: 6). "Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá." (1 Samuel 15: 29). El apóstol quiere que afirmemos nuestra confianza en la perseverancia sobre la confirmación que la fidelidad divina ciertamente nos la va a dar. Él dice en 1 Corintios 1: 8 "El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." Y nuevamente dice algo parecido en 1 Tesalonicenses 5: 24 "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. El séptimo y último argumento lo sacaremos de lo que ya ha sido hecho en nosotros. No haré más que citar las Escrituras, y dejar que penetren en sus mentes. Un bendito pasaje es el de Jeremías 31: 3: "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia." Su no hubiera querido que su amor fuera eterno, no nos habría prolongado Su misericordia, pero debido a que ese amor es eterno, por tanto nos ha prolongado Su misericordia.
El apóstol argumenta de manera muy elaborada en romanos 5: 9, 10: "Pues
mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la
ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de
su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." No
puedo detenerme para mostrarles cuán enfática es cada palabra en estos
versículos, pero así es: si Dios nos reconcilió cuando éramos enemigos, Él
ciertamente nos salvará ahora que somos Sus amigos, y si nuestro Señor Jesús
nos ha reconciliado por Su muerte, mucho más nos salvará por Su vida; así que
podemos estar seguros de que Él no dejará ni abandonará a quienes ha
llamado.
Oseas 2: 19, 20. "Y te desposaré conmigo para
siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y
te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová."
Lcdo. José Piza Nivela.
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