martes, 30 de junio de 2015

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Ahitofel, el hermano de lo necio.
En el Segundo libro de Samuel, capítulo 16:23 encontramos lo siguiente:” Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días era como si se consultase la misma palabra de Dios. Así era el consejo de Ahitofel, tanto en los días de David como de Salomón.
Al leer este pasaje nos podemos dar cuenta que Ahitofel era un hombre de Dios, con un ministerio extraordinario, su don era el de la consejería, también podemos inferir que tenía un espíritu de revelación. El ministerio de Ahitofel es único en la Biblia, de ninguna persona se nos dice que tenía el ministerio de la consejería, y que consultarlo a él, era como consultar la misma palabra de Dios, por lo tanto, decimos que el Espíritu Santo estaba en éste hombre.
Pero por que leemos en  2 Samuel 17:23  que al no seguirse  su consejo,  AHITOFEL,  enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
¿Cómo es posible qué un hombre de Dios como él se matará porque no se había seguido su consejo?
En  Segunda de Samuel 11:3 encontramos que Eliam tuvo una hija, la cual se llama Betsabé y en Segunda de Samuel 23:34 encontramos que Eliam era hijo de Ahitofel, por lo tanto, Betsabé era nieta de Ahitofel.
Entonces nos damos cuenta el porqué Ahitofel al no seguirse su consejo se suicida, él tenía odio contra David a causa de la afrenta que le hizo a su nieta.
Ahitofel esperó 11 años para vengarse  de David, tuvo odio en su corazón durante todo ese tiempo.
 Podemos ver en este hombre:
·         Doble vida. En público era una cosa, en privado otra.
·         Perdida de principios. Después de ser un buen consejero, ahora es un traidor y se ha pasado al lado del mal.
·         En su corazón se anidó el resentimiento y el deseo de venganza.
Las consecuencias de su resentimiento fueron:
·         El juicio de Dios
·          Muerte.
·         La cura del resentimiento.
·         Arrepentimiento
·          Confesión.

·         Perdón
L Lcdo. José Piza

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