martes, 30 de junio de 2015

Añadir leyenda
Ahitofel, el hermano de lo necio.
En el Segundo libro de Samuel, capítulo 16:23 encontramos lo siguiente:” Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días era como si se consultase la misma palabra de Dios. Así era el consejo de Ahitofel, tanto en los días de David como de Salomón.
Al leer este pasaje nos podemos dar cuenta que Ahitofel era un hombre de Dios, con un ministerio extraordinario, su don era el de la consejería, también podemos inferir que tenía un espíritu de revelación. El ministerio de Ahitofel es único en la Biblia, de ninguna persona se nos dice que tenía el ministerio de la consejería, y que consultarlo a él, era como consultar la misma palabra de Dios, por lo tanto, decimos que el Espíritu Santo estaba en éste hombre.
Pero por que leemos en  2 Samuel 17:23  que al no seguirse  su consejo,  AHITOFEL,  enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.
¿Cómo es posible qué un hombre de Dios como él se matará porque no se había seguido su consejo?
En  Segunda de Samuel 11:3 encontramos que Eliam tuvo una hija, la cual se llama Betsabé y en Segunda de Samuel 23:34 encontramos que Eliam era hijo de Ahitofel, por lo tanto, Betsabé era nieta de Ahitofel.
Entonces nos damos cuenta el porqué Ahitofel al no seguirse su consejo se suicida, él tenía odio contra David a causa de la afrenta que le hizo a su nieta.
Ahitofel esperó 11 años para vengarse  de David, tuvo odio en su corazón durante todo ese tiempo.
 Podemos ver en este hombre:
·         Doble vida. En público era una cosa, en privado otra.
·         Perdida de principios. Después de ser un buen consejero, ahora es un traidor y se ha pasado al lado del mal.
·         En su corazón se anidó el resentimiento y el deseo de venganza.
Las consecuencias de su resentimiento fueron:
·         El juicio de Dios
·          Muerte.
·         La cura del resentimiento.
·         Arrepentimiento
·          Confesión.

·         Perdón
L Lcdo. José Piza

miércoles, 17 de junio de 2015

La gran comisión.
 Mateo 28:18-20.
 Muchos han creído que éste mandamiento era solo para los discípulos, pero creemos que este mandamiento es para nosotros hoy. La palabra Toda! Aparece 4 veces en estos versículos.
Guillermo Carey era un simple zapatero, pero un día sintió la necesidad de ser misionero, pues creyó que  si la responsabilidad de todo hombre era creer en el evangelio, era también responsabilidad de todo aquel que conoce el evangelio  esforzarse en darlo a conocer.
Éste mandamiento produce 4 cosas en nosotros:
·          Nos pone bajo la autoridad de Cristo. Hay una conexión entre el mandato de Cristo y su autoridad. El Padre envió a su Hijo como un misionero, así también Él nos envía. Hay muchos motivos para predicar el evangelio, el amor a los perdidos, pero lo más importante es que estamos bajo la autoridad de Cristo, por eso Pablo dijo “ay de mí sino predico el evangelio”. El estar bajo la autoridad de Cristo también nos confiere esa autoridad, por eso es que podemos hablar con confianza de su muerte y resurrección, esto no es una opción, es un mandato. El nos brinda su autoridad.
·         Este mandato es expansivo, es a todas las naciones, la ley no decía id a todas las naciones. La iglesia primitiva no deseaba ir a todas las naciones, no fue fácil para ellos por sus prejuicios. Hacer discípulos es ganar la mente y el corazón de las personas para Cristo, es ganarlos para Cristo, es formar a Cristo en ellos.
·         Nos prescribe el método para hacer discípulos. Nos dice “bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo enseñándoles todas las cosas”, bautismo y enseñanza, es fácil, solo requiere obediencia y dedicación, el método es simple, esto no requiere que estemos ansiosos, no se necesitan métodos ingeniosos, no se debe de ser más amenos, mas casuales. El método es sencillo, implica iglesias locales, discipular es algo ligado a una iglesia local, solo la iglesia tiene la autoridad de enseñar y bautizar,  iglesia local hay miembros  comprometidos y ministros comprometidos con la autoridad bíblica, esto implica miembros ordenados, disciplinados y sometidos, las iglesias no son clubs, no son plataformas para promoción, no son  centros de terapias, es la casa del Dios vivo, columna y baluarte de la verdad, se pueden hacer discípulos sin iglesia? Se puede bautizar sin iglesia? Hay muchos medios de gracias pero estos funcionan por medio de la iglesia, la vida espiritual está ligada a la iglesia.la prosperidad espiritual ésta ligada a la iglesia. David demandó a Jehová una sola cosa, estar en su casa. Agustín dijo nadie puede tener a Dios como padre sino tiene a la iglesia como madre, y Lutero expresó: fuera de la iglesia es imposible tener salvación”, Spurgeon dijo:”no existen cristianos ambulatorios”. No hay necesidad de modelar el método de Dios, debemos utilizarlos como es, no usemos estrategias carnales.

·         Nos promete su Presencia. Cada vez que Dios hizo un pacto, prometió su presencia.(Gn.17:17)(Lv.16:16). En vista de esta gloriosa promesa, salgamos confiados a realizar ésta maravillosa obra.
Lcdo. José Piza Nivela.

viernes, 5 de junio de 2015

Fuego en el altar
 Cuando Dios sacó al pueblo de Israel de la tierra de Egipto fue muy claro al decirles que si ellos obedecieran atentamente a sus preceptos, El  los construiría en un reino de sacerdotes:” Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi [especial] tesoro sobre todos los pueblos; porque mía [es] toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa.(Ex.19:5-6).
 El Apóstol Pedro en su primera epístola nos dice:” vosotros también,  como piedras vivas,  sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo,  para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. (1Pe.2:5) Por lo tanto, las Escrituras identifican a cada creyente como un sacerdote.
En Levítico 6, desde el verso 8 al 13, encontramos lo siguiente:” Habló aún Jehová a Moisés,  diciendo:” Manda a Aarón y a sus hijos,  y diles: Esta es la ley del holocausto:  el holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche,  hasta la mañana;  el fuego del altar arderá en él. Y el sacerdote se pondrá su vestidura de lino,  y vestirá calzoncillos de lino sobre su cuerpo;  y cuando el fuego hubiere consumido el holocausto,  apartará él las cenizas de sobre el altar,  y las pondrá junto al altar.  Después se quitará sus vestiduras y se pondrá otras ropas,  y sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará,  sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana,  y acomodará el holocausto sobre él,  y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar;  no se apagará”.
 Las Escrituras nos enseñan por medio de éste pasaje, una de las muchas obligaciones de los sacerdotes. Dios les había indicado claramente, que el fuego en el altar nunca debía de apagarse, éste debía arder constantemente, por lo tanto, decimos, que la suprema obligación de los sacerdotes era hacer que ese fuego se mantuviera ardiendo.
Al analizar la responsabilidad de los sacerdotes, podemos inferir  las siguientes verdades:
1.      Ésta responsabilidad era intransferible.- Es decir, ellos no la podían delegar a terceras personas. Dios había sido claro, la responsabilidad era exclusivamente de ellos. Si ´el fuego se hubiera apagado, ellos no podían ni debían de culpar a otros, pues repito, la responsabilidad era solo de los sacerdotes.
2.      Ellos debían de ser diligentes en cuidado de ese fuego, que según las Escrituras había descendido del cielo de Dios.
3.      Ellos debían de proveer la leña para mantenerlo vivo, es decir, debían de ir al campo y recoger la provisión suficiente para mantenerla encendida.
4.      Debían de retirar la ceniza diariamente, so lo encontramos en el verso 10. La ceniza en el altar sería un grave obstáculo para que el fuego se mantuviera encendido. Ésta responsabilidad también era diaria, pues hubiese sido funesto haberla dejado acumular y retirarla semanal o mensualmente.
Estas responsabilidades de los sacerdotes tienen aplicaciones espirituales para nuestras vidas:
1.      Nosotros como sacerdotes del Señor tenemos también la enorme responsabilidad de mantener el fuego de Dios encendido en nuestro altar espiritual. La responsabilidad es absolutamente nuestra. Ésta responsabilidad no la podemos transferir a terceras personas, ni mucho menos, podemos culpar a otros de nuestra situación espiritual. La responsabilidad es nuestra, no de nuestros líderes, pastores, esposas, esposos, tanto usted como yo, tenemos ésta solemne responsabilidad de velar porque el fuego de Dios no se apague en nosotros.
2.      Para  mantener éste fuego encendido, debemos de ser diligentes en los asuntos espirituales, diligentes en la oración, en el estudio diario de la Palabra de Dios, en asistir a la congregación, el Apóstol Pablo nos dice que en lo que requiere diligencia debemos de ser fervientes en el Espíritu.
3.      Debemos de meterle leña a nuestro altar. Cada vez que nos dedicamos a leer las Escrituras, a escuchar una predicación o escuchamos alabanzas, estamos motivándonos para mantener el fuego encendido en nuestras vidas. Las Escrituras nos dicen que debemos de motivarnos a nosotros mismo, en una ocasión, David estaba desmotivado, pero el habla con su alma y le dice en el Salmo 103:” Bendice,  alma mía,  a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice,  alma mía,  a Jehová,  Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades,  El que sana todas tus dolencias; Él que rescata del hoyo tu vida,  El que te corona de favores y misericordias; Él que sacia de bien tu boca  De modo que te rejuvenezcas como el águila”.
Finalmente, Pablo le dice a Timoteo “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos”(2Tim.1:6). Esta responsabilidad es nuestra, nosotros somos los llamados a avivar el fuego de Dios en nosotros.
Lcdo. José Piza Nivela-

miércoles, 3 de junio de 2015


Tema: La gloriosa elección.
Texto: "Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo." 2 Tesalonicenses 2: 13, 14.
En las Sagradas Escrituras encontramos varias expresiones para identificar a los creyentes. Una de las más abundantes y significativas es la de” elegidos”, por lo tanto, si hay elegidos, es porque hay elección. Veamos algunos textos. En Mr.13:20 en adelante, Jesús dice;” "Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días." "Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos." "Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo”. En  Lucas 18:7”  "¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?”
A través de las epístolas, los santos son constantemente llamados "los elegidos." En su carta a los Colosenses, Pablo dice: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia." Cuando le escribe a Tito, se llama a sí mismo: "Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos." Pedro dice: "Elegidos según la presciencia de Dios Padre." Y si vamos a Juan, encontraremos que le gusta mucho esa palabra. Dice: "El anciano a la señora elegida;" y habla de: "tu hermana, la elegida." Y sabemos dónde está escrito: "La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros." Ellos no se avergonzaban de esa palabra en aquellos días; no tenían miedo de hablar de ella. 
En Juan 15:16, el Señor Jesús nos dice que no lo elegimos nosotros a Él, sino que El nos eligió a nosotros, En  1 Corintios 1: 26-29: "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. En Romanos 11:7: "¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos," y en el versículo 5 del mismo capítulo, leemos: "Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Leemos en Hechos 13: 48: "Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
 Luego de haber citado varios textos, saquemos algunas verdades de ellos:
1.      En primer lugar, la elección de que hemos sido objeto es Eterna. Es decir, se realizó en la eternidad pasada.
2.      En segundo lugar, es completa. No depende de ningún mérito nuestro. No depende de nuestras obras, ni de nuestra espiritualidad, ni de nuestra fe.
3.      En tercer lugar, es personal. No es una elección colectiva, sino individual.
4.      En cuarto lugar, es una elección que tiene gloriosos objetivos. La elección de Dios es una elección para santificación y para fe. Dios elige a Su pueblo para que sea santo, y para que sea un pueblo de creyentes. La elección de Dios no es para que vivamos una vida de orgullo espiritual, como lo hicieron en otro tiempo los fariseos, sino mas bien humillémonos y seamos agradecidos, viviendo una vida de rectitud y santidad hacia nuestro Dios. Gracias a El por su llamamiento santo.
Lcdo. José Piza Nivela.

martes, 2 de junio de 2015

El proceso en el ministerio.
Todo en la vida implica un proceso. Sí  hablamos de la vida vegetal encontraríamos allí procesos, la planta proviene de una semilla, la cual primero tiene que morir, no se convierte en planta de la noche a la mañana, lo mismo podríamos decir de toda clase de vida. El niño no camina de la noche a la mañana, esto también implica un proceso.
Hablar del ministerio cristiano es hablar también de un proceso, es decir, nadie se convierte en ministro de la noche a la mañana. El ministerio cristiano implica 4 grandes cosas:
        I.            Empieza con un llamado Divino. Al analizar todos los ministerios en la Biblia, encontramos que lo primero que ellos experimentaron fue el llamado. Llamado que ocurrió de diversas formas. A Moisés Dios lo llamó desde una zarza, a Isaías, Dios le dio una visión en  el templo, a Saulo se le reveló camino a Damasco, las formas fueron diferentes, pero todos ellos recibieron el llamado de Dios. Por lo tanto, nadie debe de ejercer el ministerio sino ha recibido este llamado de Dios.
      II.            Luego viene la preparación. Cuando Jesús llamó a sus discípulos, los preparó durante tres años. Pablo pasó 9 años preparándose antes de empezar su ministerio, Eliseo pasó 12 años al lado de Elías luego de haber sido llamado, en fin, el segundo paso del ministerio es y debe ser la preparación. Lamentablemente muchas personas han ingresado al ministerio sin la debida preparación.
    III.            Luego de la preparación,  viene el equipamiento. Jesús luego de llamar a sus discípulos, los preparó, no los envío a predicar, sino que les dijo que no se muevan de Jerusalén sin revestidos del Espíritu Santo. Ahí los equipó con dones  para la tarea encomendada.
    IV.            Luego viene el envío. A las personas que Él ha llamado,  las prepara, luego las equipa, para posteriormente enviarlas.
      V.            Finalmente, a los que él envía, los respalda. La Biblia dice “Que ellos habiendo sido enviado, fueron respaldados por el Señor, confirmando la Palabra con grandes señales”(Mr.16:20)
Este es el proceso que nos enseñan las Escrituras, a las personas que Dios llama, prepara, a las que prepara,  equipa, y a las que equipa envía, y a las que envía respalda. Sigamos el proceso de Dios, no lo alteremos, para que seamos de bendición a su pueblo.


Ps. José Piza Nivela.

lunes, 1 de junio de 2015

La parábola de las 10 vírgenes.
En el día de hoy deseo ver la parábola de las diez vírgenes en el evangelio  según Mateo. Veamos algunas verdades de ésta parábola:
1.      La primera verdad de ésta parábola es la gran diferencia de preparación entre éstas vírgenes. Cinco de ellas se prepararon diligentemente  para la llegada del esposo. Éstas hicieron provisión de  suficiente aceite.
        La segunda verdad de ésta parábola es que la preparación es intransferible. Es decir, cada virgen debía de prepararse. En la vida cristiana, aunque se habla muchas veces de la unión de los creyentes entre sí como un cuerpo, se resalta también la individualidad, cada uno de nosotros somos llamados a prepararnos y a esforzarnos en nuestra vida cristiana.
3.      La tercera verdad es que la preparación de estas cinco vírgenes requirió de mucho tiempo. Ellas trabajaron arduamente en la fabricación del aceite por si  tardara el esposo. La madurez y el crecimiento espiritual de un creyente es algo que requiere esfuerzo y entrega permanente.
4.      Las vírgenes que se prepararon son llamadas prudentes, es decir, son llamadas sabias, las que no, son llamadas insensatas. Éste contraste se presenta mucho en la Biblia, en el libro de Proverbios se habla mucho del hombre sabio y del hombre necio, en los evangelios vuelve  aparecer ésta figura, la del hombre sabio, que edificó su casa sobre la roca, y la del hombre necio, que edificó su casa sobre la arena.
Amados,  hay gran sabiduría en aquellos que se preparan espiritualmente para el encuentro con su Salvador, la Biblia nos exhorta a que aquél día no nos sorprenda como  nos sorprende un ladrón, sino que velemos y seamos sabios.
Dios los bendiga.

Ps. José Piza Nivela.
Tema: La perseverancia de los santos.
Texto:” Mas el justo vivirá por fe;  Y si retrocediere, no agradará a mi alma”. (Hb.10:38)
Las Escrituras nos enseñan claramente que existen dos caminos, un camino ancho y espacioso y un camino estrecho. Para el justo la Biblia también dice que hay un camino., en el libro de Job 17, verso 9, se nos dice:” No obstante, proseguirá el justo su camino”.
Este texto se refiere al justo, el cuál proseguirá su camino, no desertará, no desmayará, sino que proseguirá en su camino. Aunque, sin duda alguna, el hombre justo encontrará muchas dificultades en su camino, y habrán momentos de desánimo, el continuará en su camino.
Este texto nos dice una gran verdad, la vida del justo, es descrita como una vida de acción, de esfuerzo, de entrega, de dedicación, es una vida de fe, de oración, de comunión, de santidad constante. No creemos que el qué acepte ha Jesús debe de tener una vida espiritualmente descuidada.
Las Escrituras nos advierten a no descuidar nuestra salvación, en ella encontramos una serie de admoniciones en contra de tener una vida espiritualmente descuidada, el autor a los hebreos nos dice:”Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”(10:39).
Encontramos el caso de algunas personas que abandonaron la fe, pero al hacer un estudio cuidadoso, notamos que realmente nunca habían nacido de nuevo. El apóstol Juan nos dice:” Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros."(2:9). Aquel memorable pasaje en el Evangelio de Juan es igualmente aplicable, donde nuestro Salvador habla de los pámpanos de la vid que no permanecen en ella, que son echados fuera y arrojados al fuego: estos son descritos como pámpanos en Cristo que no llevan fruto. ¿Son ellos verdaderos cristianos? ¿Cómo pueden serlo si no llevan fruto? "Por sus frutos los conoceréis." El pámpano que lleva fruto es limpiado, pero nunca es echado fuera. Quienes no llevan fruto no son figuras de verdaderos cristianos, sino que representan adecuadamente a simples profesantes. Nuestro Señor, en Mateo 7:22, nos habla en relación a muchos que en ese día dirán: "Señor, Señor," y que Él responderá: "Nunca os conocí." No les dirá: "Os he olvidado," sino más bien: "Nunca os conocí": nunca fueron realmente Sus discípulos.
Los santos son llamados a perseverar por varias razones:
·         Por la nueva naturaleza que poseemos. En primer lugar sostenemos la perseverancia de los santos, de manera muy clara a partir de la naturaleza de la vida que es impartida en la regeneración. ¿Qué dijo Pedro en relación a esta vida? (1 Pedro 1: 23) Él habla del pueblo de Dios como "siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." Y en 1 Juan 3: 9 tenemos el mismo pensamiento planteado de otra forma: "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios." Es decir, la inclinación de la vida del cristiano no es hacia el pecado. No sería una descripción justa de su vida decir que vive en pecado; por el contrario, lucha y contiende contra el pecado, porque posee un principio interno que no puede pecar. La nueva vida no peca; es nacida de Dios, y no puede transgredir; y aunque la vieja naturaleza está en guerra contra ella, sin embargo la nueva vida prevalece de tal manera en el cristiano, que es guardado de vivir en pecado. Todos nosotros sabemos que la vida que es dada en el nuevo nacimiento está íntimamente conectada con la fe. Ahora, la fe es en sí misma un principio conquistador. En la Primera Epístola de Juan, que es un gran tesoro de argumentación (1 Juan 5: 4) se nos dice: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" Vean, entonces, que lo que es nacido de Dios en nosotros, es decir, la nueva vida, es un principio conquistador; no se sugiere para nada que puede ser derrotada alguna vez: y la fe, que es un signo exterior, es en sí misma una eterna triunfadora. Otro pasaje afirma también lo mismo, y es Mateo 24: 24, donde el Señor Jesús ha estado hablando de los falsos profetas que van a engañar a muchos. "Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos." Y esto demuestra que es imposible que los escogidos sean engañados por ellos. De las ovejas de Cristo se dice: "Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños," sino que por instinto divino ellos conocen la voz del Buen Pastor, y lo siguen. Un argumento muy bendito para la seguridad del creyente se encuentra en la intercesión de nuestro Señor. No necesitan buscar la referencia bíblica, pues ustedes la conocen muy bien, que muestra la conexión entre la intercesión viva de Cristo y la perseverancia de Su pueblo: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos." (Hebreos 7: 25) Si quisieran un ejemplo de esto, deben ver el caso de Pedro que está registrado en Lucas 22: 31, donde nuestro Señor dice: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos." La intercesión de Cristo no salva a Su pueblo de las pruebas, ni de las tentaciones, ni de ser sacudido hacia arriba y hacia abajo como el trigo en la criba, ni tampoco lo salva de una cierta medida de pecado y de dolor, pero sí lo salva de la apostasía total. Pedro fue conservado, y aunque él negó a su Señor, esto fue sólo una excepción a la grandiosa regla de su vida. Por gracia prosiguió en su camino, porque no sólo en ese momento, sino muchas otras veces, aunque pecó, tenía un abogado ante el Padre, Jesucristo el justo. Ahora tenemos un cuarto argumento. Acumulamos una segura confianza en la perseverancia de los santos por el carácter y la obra de Cristo. Voy a ser muy breve en esto, pues confío que ustedes conocen tan bien a mi Señor que no necesita ninguna palabra de recomendación de parte mía para ustedes; pero si lo conocen, dirán lo mismo que el apóstol dice en 2 Timoteo 1:12, "Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." Él no dijo: "yo sé en quién he creído," como lo cita la mayor parte de la gente, sino, "yo sé a quién he creído." Él conocía a Jesús, conocía Su corazón y Su fidelidad, conocía Su expiación y Su poder, conocía Su intercesión y Su fuerza; y él entregó su alma a Jesús por un acto de fe, y se sentía seguro.

Mi Señor es tan excelente en todas las cosas que sólo necesito darles un vislumbre de su carácter y ustedes verán lo que fue mientras habitó aquí entre los hombres. Al comienzo de Juan capítulo 13 leemos: "Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin." Si no hubiera amado a Sus discípulos hasta el fin cuando estaba aquí, podríamos concluir que es cambiante ahora como lo fue entonces; pero si amó a Sus elegidos hasta el fin cuando todavía estaba en Su humillación aquí abajo, esto nos trae la dulce y bendita confianza que ahora que Él está en el cielo, Él amará hasta el fin a quienes confían en Él.
En quinto lugar, podemos deducir la perseverancia de los santos del tenor del pacto de gracia. ¿Les gustaría comprobarlo por ustedes mismos? Si es así, entonces vayamos al Antiguo Testamento, a Jeremías 32 y allí encontrarán el pacto de gracia expuesto bastante ampliamente. A nosotros nos bastará leer el versículo cuarenta: "Y haré con ellos pacto eterno, que no volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí." Él no se apartará de ellos, y ellos no se apartarán de Él. ¿Qué puede ser mayor garantía de su perseverancia hasta el fin? Ahora es muy claro que éste es el pacto de gracia bajo el cual vivimos, con base en la Epístola a los Hebreos, pues el apóstol cita ese pasaje con ese objetivo, en el capítulo 8. El tema va más o menos así: "He aquí vienen días, dice le Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo." El sexto argumento, que es muy poderoso, se deduce de la fidelidad de Dios. Miren a Romanos 11: 29. ¿Qué dijo el apóstol allí, hablando por el Espíritu Santo? "Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios," que quiere decir que Él no da vida ni perdona a un hombre y lo llama por gracia y luego se arrepiente de lo que ha hecho, y retira las buenas cosas que ha otorgado. "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta." Cuando extiende Su mano para salvar no la retira hasta que la obra es consumada.
Su palabra es, "Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos." (Malaquías 3: 6). "Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá." (1 Samuel 15: 29). El apóstol quiere que afirmemos nuestra confianza en la perseverancia sobre la confirmación que la fidelidad divina ciertamente nos la va a dar. Él dice en 1 Corintios 1: 8 "El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor." Y nuevamente dice algo parecido en 1 Tesalonicenses 5: 24 "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
El séptimo y último argumento lo sacaremos de lo que ya ha sido hecho en nosotros. No haré más que citar las Escrituras, y dejar que penetren en sus mentes. Un bendito pasaje es el de Jeremías 31: 3: "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia." Su no hubiera querido que su amor fuera eterno, no nos habría prolongado Su misericordia, pero debido a que ese amor es eterno, por tanto nos ha prolongado Su misericordia. 
     El apóstol argumenta de manera muy elaborada en romanos 5: 9, 10: "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida." No puedo detenerme para mostrarles cuán enfática es cada palabra en estos versículos, pero así es: si Dios nos reconcilió cuando éramos enemigos, Él ciertamente nos salvará ahora que somos Sus amigos, y si nuestro Señor Jesús nos ha reconciliado por Su muerte, mucho más nos salvará por Su vida; así que podemos estar seguros de que Él no dejará ni abandonará a quienes ha llamado. 
Oseas 2: 19, 20. "Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová."

Lcdo. José Piza Nivela.
Esclavos de Jesucristo.
La palabra cristiano (en griego, Christianoi) era la que  identificaba  a los  discípulos de Jesucristo y lo asociaban con Él como su seguidor. De modo similar, los de la familia de César se referirían a ellos mismos como Kaisarianoi (aquellos de César) con el objetivo de mostrar su lealtad profunda al emperador romano. A diferencia de los Kaisarianoi, los cristianos, en cambio, no daban su lealtad suprema a Roma o a cualquier otro poder terrenal sino que toda su dedicación y adoración estaban solamente reservadas para Jesucristo.
Desde su aparición en Antioquía, el término cristiano se ha convertido en el sello predominante de aquellos que siguen a Jesús. Es una designación apropiada, pues se enfoca justamente en el protagonista principal de nuestra fe: Jesucristo. A pesar de eso irónicamente, la palabra misma solo aparece tres veces en el Nuevo Testamento; dos en el libro de los Hechos y una en 1 Pedro 4.16.
No obstante, la Biblia utiliza una metáfora con más frecuencia que cualquiera de estas. Es la imagen de un esclavo.
La palabra “esclavo” (doulos), aparece 124 veces en el Nuevo Testamento, lamentablemente ésta palabra ha sido traducida como “siervo”. Existen grandes diferencias entre un esclavo y un siervo:
        I.            Los siervos se contratan, los esclavos se compran.
     II.            Los siervos reciben paga, los esclavos no.
   III.            Los siervos pueden servir a varios señores, el esclavo solo a uno.
  IV.             Los siervo eligen a quién servir, los esclavos no.
    V.            Los siervos tienen derechos, los esclavos no.
Se calcula que a principios del primer siglo había alrededor de 12 millones de esclavos en el imperio Romano., pero a finales del año 100 habrían alrededor de 60 millones, esto se debía, a  que los pueblos conquistados eran convertidos en esclavos. Habían dos clases de esclavos, los “rústicos”, que vivían apartados en las minas o haciendas, dirigidos por un capataz, y los “urbanos”, que vivían en las ciudades , trabajando junto a sus amos,  como parte de la casa.
 Cuando el apóstol Pablo se refirió a sí mismo como esclavo de Cristo y como esclavo de Dios, sus lectores sabían exactamente a qué se refería. En el contexto grecorromano, como las ciudades a las que Pablo escribió, la libertad personal era preciada, la esclavitud era denigrante y la esclavitud auto impuesta era despreciable y abominable. Sin embargo, para Pablo, cuya única ambición era ser agradable a Cristo, no podría haber una designación más adecuada. Su vida giraba en torno al Amo. Nada más importaba, ni siquiera sus planes personales. Él lo expresa en Ro.1:1, Gál.1:10, Fil.1:1, Tito1:1.
Otros escritores del Nuevo Testamento se hicieron eco de la devo­ción sincera de Pablo al Señor. Santiago no se jactó de ser medio her­mano, en lugar de ello se llamó a sí mismo Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo (Santiago 1.1). Más tarde en su carta, Santia­go instruyó a sus lectores con estas palabras:¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos ... En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquel (4.13, 15). Tal lenguaje traza fuertemente la relación esclavo-amo. Los esclavos no podían ir y hacer lo que deseaban. Estaban obligados a seguir la volun­tad de su amo. Pedro, Judas y Juan también se designaron todos como esclavos obligados a hacer el trabajo del Señor. Estos hombres fueron com­pañeros de nuestro Salvador y los líderes de la iglesia primitiva (2 Pe.1:1., Judas1:1).
Cuando el apóstol Pablo habla de sus colaboradores, él los identifica cómo “consiervos”, ésta es la palabra griega “sundoulos”, qué significa compañeros en la esclavitud (Col.1:7).
Cuando examinamos el Nuevo Testamento, rápidamente encon­tramos que el término esclavo de Cristo  no estaba reservado para creyentes de bajo nivel o neófitos espirituales. Los apóstoles con entu­siasmo abrazaron el título para ellos mismos y también lo utilizaron para referirse a otros en el ministerio. No es sorprendente entonces, encontrar las imágenes de la esclavitud utilizadas con frecuencia por todas sus epístolas en referencia a la vida cristiana.
La palabra doulos, o esclavo, incluso se utiliza en todo el libro de Apocalipsis para describir la eterna relación de los creyentes con el Señor. Tanto al inicio como al final del libro, se nos dice que Dios  entregó esta revelación «para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto» (Apocalipsis 1.1). En Apocalipsis 7.3, a los con­vertidos que componen los 144,000 se les llama los siervos (esclavos de nuestro Dios).

 En Apocalipsis 10.7 se hace referencia a los profe­tas de manera similar con la palabra doulos, así como a los mártires en Apocalipsis 19.2. No obstante, no es sino hasta el final del libro que, en un sentido colectivo, se describe a todos los creyentes como los esclavos de Dios. Apocalipsis 22.3-4, un pasaje que describe las glorias del estado eterno, dice esto: «Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos (douloi) le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus fren­te. La realidad gloriosa es esta, como sus esclavos, usted y yo y cual­quier otro creyente de toda la historia humana gozosamente adorará y exaltará por toda la eternidad a nuestro amo celestial, el Rey de reyes y Señor de señores.