miércoles, 27 de mayo de 2015

 

Mefi-Boset, una vida marcada por la vergüenza.
“Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies.  Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán,  y su nodriza le tomó y huyó;  y mientras iba huyendo apresuradamente,  se le cayó el niño y quedó cojo.  Su nombre era Mefi-Boset”. (2 Sa.4:4)
En segunda de Samuel capitulo  4 verso 4, encontramos una de las historias más tristes de la Biblia, la historia de Mefi-Boset, hijo de Jonathan, que a los 5 años de edad, en un mismo día,  perdió a su abuelo, a su padre,  y cuando  su nodriza al salir huyendo, mientras lo llevaba en sus brazos,  tropezó, el niño se cayó y quedó lisiado de ambos pies.
¡Qué trágica historia! Podríamos decir, que la historia de Mefi-Boset es la historia de alguien, que ha sido destinado para el dolor y la desgracia. Qué traumante debe de haber sido qué a los 5 años de edad, haya perdido a su abuelo, padre,  y que haya quedado lisiado para el resto de su vida. Se dice que los primeros 5 años en la vida de un niño, son los más importantes, pues es en estos años donde se forma el carácter y la personalidad, Mefi-Boset estaba marcado por las circunstancias, por eso su nombre significa “vergüenza”.
Mefi-Boset desaparece momentáneamente del relato Bíblico, hasta que vuelve aparecer en el Cap. 9 de Segunda de Samuel.
Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl,  a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?  Y había un siervo de la casa de Saúl,  que se llamaba Siba,  al cual llamaron para que viniese a David.  Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba?  Y él respondió: Tu siervo.
 El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl,  a quien haga yo misericordia de Dios?  Y Siba respondió al rey:  Aún ha quedado un hijo de Jonatán,  lisiado de los pies. Entonces el rey le preguntó:  ¿Dónde está?  Y Siba respondió al rey:  He aquí,  está en casa de Maquir hijo de Amiel,  en Lodebar.  Entonces envió el rey David,  y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel,  de Lodebar. Y vino Mefi-Boset,  hijo de Jonatán hijo de Saúl,  a David,  y se postró sobre su rostro e hizo reverencia.  Y dijo David: Mefi-Boset.  Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor,  porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre,  y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre;  y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose,  dijo: ¿Quién es tu siervo,  para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl,  y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa,  yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú,  pues,  le labrarás las tierras,  tú con tus hijos y tus siervos,  y almacenarás los frutos,  para que el hijo de tu señor tenga pan para comer;  pero Mefi-Boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa.  Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo,  así lo hará tu siervo.  Mefi-Boset,  dijo el rey,  comerá a mi mesa,  como uno de los hijos del rey. Y tenía Mefi-Boset un hijo pequeño,  que se llamaba Micaía.  Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-Boset. Y moraba Mefi-Boset en Jerusalén,  porque comía siempre a la mesa del rey;  y estaba lisiado de ambos pies.
Viviendo como huésped en un lugar llamado Lodebar, un suburbio, caracterizado por la pobreza y el dolor, “Lodebar” significa “sin pasto”, una clara alusión a la esterilidad de este lugar.
Nuestra historia nos enseña que cuando David llego al trono, pregunta si ha quedado alguien de la casa de Saúl, a quien él haga misericordia por causa del pacto de amor con Jonatán, le informan al rey la existencia de Mefi-Boset, entonces el rey lo manda a traer al palacio, le devuelve todas las tierras, le cambia todas sus ropas, lo sienta a su mesa y le otorga una morada permanente en el palacio.
Esta historia, es una enseñanza en miniatura de lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. Nuestra vida se asemeja mucho a la de Mefi-Boset. Veamos algunas similitudes:
·        Nuestra vida también estaba marcada por la vergüenza, vergüenza producida por nuestros yerros, fracasos y pecados.
·        Nuestra vida también estaba marcada por la discapacidad. Nuestra mayor lisiadura era la del corazón.
·        Vivíamos en medio de la pobreza y el dolor, es decir, también vivíamos espiritualmente hablando en Lodebar.
·        Dios hizo misericordia con nosotros a causa del pacto de amor que El hizo con Cristo, al igual que David lo había hecho con Jonatán.
·        Dios nos devolvió en su gracia todo lo que habíamos perdido
·        Dios nos sacó de nuestro Lodebar, y nos trasladó a su reino.
·        Dios cambió nuestras vestiduras viejas, por vestiduras nuevas.
·        Dios nos hizo sentar a su mesa con los príncipes de su pueblo.

Es en la cruz del Calvario, donde se revela con claridad meridiana la ejecución de este pacto de amor de Dios para con nosotros en Cristo Jesús. Deberíamos de ser agradecidos por este pacto de amor que Dios en su gracia nos dio en Cristo Jesús.


Ps. José Piza.

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