viernes, 15 de mayo de 2015

La gran verdad del Salmo 46.
En el Salmo 46 encontramos la siguiente gran verdad:
"Estad quietos y reconoced que yo soy Dios”.
De este texto se pueden extraer varias verdades:
El deber de estar tranquilos delante de Dios, bajo las mercedes de su providencia. Esto implica que debemos mantener quietud de palabras, y también quietud en nuestras acciones.
El deber de estar tranquilos ante la majestuosidad de su Divinidad. El es Dios, por lo tanto es:
Sabio. Todo lo que Dios hace, lo hace sabiamente,  por lo tanto, El nunca se equivoca, El nunca comete errores.
Bueno. Todo lo que El hace tiene como finalidad el bienestar del ser humano, El nunca perjudicará a nadie ni mucho menos engañará a nadie.
Tiene un conocimiento total de todas las cosas. Dios no es como nosotros qué solo conocemos el pasado, El conoce todos los tiempos y conoce totalmente todas las cosas, en cambio, nuestro conocimiento es solo parcial y limitado.
El es grande. Infinitamente más grande de lo que usted y yo podamos imaginar, El transciende el tiempo y el espacio, por lo tanto, está más allá de nuestra comprensión. Por lo tanto, es imposible qué nosotros, criaturas imperfectas, podamos conocerlo totalmente, nuestro conocimiento de El será solo un conocimiento parcial.
El es dueño de todo. Al ser Dios todas las cosas le pertenecen, incluyendo la vida de nuestros familiares y la de cada uno de nosotros. Por lo tanto, El tiene derecho a hacer con su creación lo que El desee hacer.

Estas verdades extraídas de este texto nos invitan a confiar en el control qué Dios tiene de todas las cosas, por eso , el Salmista dice que debemos estar quietos y conocer a Dios. No sacamos nada desesperando o angustiando.
Lo invito a que no haga nada, que deje todas sus dudas, temores, problemas y necesidades en las manos de  este Dios sabio, bueno, grande y dueño de todo.
Dios lo bendiga.
Ps.José Piza Nivela.
Seminario Bíblico Restauración.


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