Jabes:
Del dolor a la gloria.
En el primer libro de Crónicas capítulo 4 verso 9 y
10, encontramos una historia desapercibida para la mayoría de los hijos de
Dios.
En éste libro, donde encontramos una gran lista de
nombres hebreos, lista que la mayoría de las veces omitimos leer, encontramos
la siguiente historia:
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo:
Por cuanto lo di a luz en dolor, E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo:
¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”.
Como hemos dicho en estudios anteriores los nombres
en la cultura semita son altamente descriptivos. El nombre con el cual se llamó
a éste niño se debió a la forma en que su madre lo dio a luz, el parto fue muy
doloroso, pues, la fuente no se rompió y por esta causa, su madre le puso el
nombre “Jabes”, cuyo significado es dolor.
Debió haber
sido muy triste para éste niño crecer y vivir con ese nombre, pues ese nombre
era sinónimo de fracaso, sufrimiento y humillación, es decir, la vida de ésta
persona estaba marcada para el fracaso.
Las Escrituras nos dicen que en una ocasión Jabes
empezó a invocar al Dios de Israel. Sabemos que nadie puede invocar a Dios, a
menos que sea Dios quien se haya revelado a ésta persona, por lo tanto decimos,
que Dios en su infinita gracia tuvo que haberse revelado a la vida de Jabes.
Cuando Jabes recibe ésta revelación de Dios, su vida
da un giro de 180 grados, pues él le pide a Dios tres cosas importantes, cosas
que vamos a analizar a continuación:
1.
Jabes pidió la bendición de Dios. El oró
diciendo: oh, sí me dieras bendición. Jabes empezó a entender lo significativo
que sería para su vida contar con la bendición del Dios Todopoderoso. Si esa
bendición viniera sobre su vida todo cambiaría. En el libro de Proverbios
10:22, se nos dice:”que la bendición de Jehová es la que enriquece, y no se
halla tristeza en ella.”. Jabes anhelaba ser bendecido por Dios. De igual
manera nosotros debemos anhelar la bendición de Dios sobre nuestras vidas,
familias, negocios y ministerios. El
Dios de la Biblia es un Dios que anhela fervientemente bendecirnos, El ha
prometido bendecir nuestra entrada y salida, nuestro acostar y levantar, El ha
prometido bendecirnos en la cuidad y en el campo, busquemos diariamente la
bendición de Dios sobre nosotros.
2.
Jabes pidió que la
presencia de Dios éste sobre su vida. El oró: Y si tu mano estuviera conmigo”.
Hablar de la mano de Dios es hablar de su presencia. Muchos siervos de Dios en
la Biblia anhelaron tener la preciosa presencia del Señor sobre su diario
andar. Vamos a tomar algunos ejemplos. En el libro de Éxodo 32 cuando Dios le
anunció a Moisés qué a consecuencia del pecado de Israel, ya el Señor no iría
con ellos, Moisés se postró sobre su rostro y le oró al Señor diciendo:”Si tu presencia no va con
nosotros no nos saques de aquí”. Para moisés era importante la presencia de
Dios. Para Jabes también, por eso el pide que la presencia de Dios esté con el.
David decía que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo.” ¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos ¡Anhela mi alma y
aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios
vivo. Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, Cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío,
y Dios mío. Bienaventurados los que habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán.(Sal.84)
3.
Finalmente, Jabes pidió la protección de Dios. Al
orar pidiendo que Dios lo librara del mal para que no lo dañe, Jabes estaba
reconociendo la presencia de agentes de maldad, si había maldad en la época de
Jabes, en el día de hoy ésta maldad se ha multiplicado. Si para Jabes era
importante pedir a Dios su protección, para nosotros hoy, es mucho más
importante.
Al finalizar nuestro
estudio tenemos que decir algo más importante, la Biblia nos dice qué Dios le
otorgó a Jabes lo que pidió, cuando oramos con fe y basados en los deseos de
Dios, nuestras oraciones serán siempre contestadas. Dios desea bendecirnos, estar
con nosotros y librarnos de todo mal. Pongamos en práctica la oración de Jabes
y disfrutemos de los resultados de la intervención soberana de Dios en nuestras
vidas.
Lcdo. José Piza Nivela.
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