miércoles, 27 de mayo de 2015


Jabes: Del dolor a la gloria.
En el primer libro de Crónicas capítulo 4 verso 9 y 10, encontramos una historia desapercibida para la mayoría de los hijos de Dios.
En éste libro, donde encontramos una gran lista de nombres hebreos, lista que la mayoría de las veces omitimos leer, encontramos la siguiente historia:
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos,  al cual su madre llamó Jabes,  diciendo:  Por cuanto lo di a luz en dolor,  E invocó Jabes al Dios de Israel,  diciendo:  ¡Oh,  si me dieras bendición,  y ensancharas mi territorio,  y si tu mano estuviera conmigo,  y me libraras de mal,  para que no me dañe!  Y le otorgó Dios lo que pidió”.
Como hemos dicho en estudios anteriores los nombres en la cultura semita son altamente descriptivos. El nombre con el cual se llamó a éste niño se debió a la forma en que su madre lo dio a luz, el parto fue muy doloroso, pues, la fuente no se rompió y por esta causa, su madre le puso el nombre “Jabes”, cuyo significado es dolor.
 Debió haber sido muy triste para éste niño crecer y vivir con ese nombre, pues ese nombre era sinónimo de fracaso, sufrimiento y humillación, es decir, la vida de ésta persona estaba marcada para el fracaso.
Las Escrituras nos dicen que en una ocasión Jabes empezó a invocar al Dios de Israel. Sabemos que nadie puede invocar a Dios, a menos que sea Dios quien se haya revelado a ésta persona, por lo tanto decimos, que Dios en su infinita gracia tuvo que haberse revelado a la vida de Jabes.
Cuando Jabes recibe ésta revelación de Dios, su vida da un giro de 180 grados, pues él le pide a Dios tres cosas importantes, cosas que vamos a analizar a continuación:
1.       Jabes pidió la bendición de Dios. El oró diciendo: oh, sí me dieras bendición. Jabes empezó a entender lo significativo que sería para su vida contar con la bendición del Dios Todopoderoso. Si esa bendición viniera sobre su vida todo cambiaría. En el libro de Proverbios 10:22, se nos dice:”que la bendición de Jehová es la que enriquece, y no se halla tristeza en ella.”. Jabes anhelaba ser bendecido por Dios. De igual manera nosotros debemos anhelar la bendición de Dios sobre nuestras vidas, familias,  negocios y ministerios. El Dios de la Biblia es un Dios que anhela fervientemente bendecirnos, El ha prometido bendecir nuestra entrada y salida, nuestro acostar y levantar, El ha prometido bendecirnos en la cuidad y en el campo, busquemos diariamente la bendición de Dios sobre nosotros.
2.      Jabes pidió que la presencia de Dios éste sobre su vida. El oró: Y si tu mano estuviera conmigo”. Hablar de la mano de Dios es hablar de su presencia. Muchos siervos de Dios en la Biblia anhelaron tener la preciosa presencia del Señor sobre su diario andar. Vamos a tomar algunos ejemplos. En el libro de Éxodo 32 cuando Dios le anunció a Moisés qué a consecuencia del pecado de Israel, ya el Señor no iría con ellos, Moisés se postró sobre su rostro y le oró al    Señor diciendo:”Si tu presencia no va con nosotros no nos saques de aquí”. Para moisés era importante la presencia de Dios. Para Jabes también, por eso el pide que la presencia de Dios esté con el. David decía que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo.”  ¡Cuán amables son tus moradas,  oh Jehová de los ejércitos ¡Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí,  donde ponga sus polluelos,  Cerca de tus altares,  oh Jehová de los ejércitos,  Rey mío,  y Dios mío. Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán.(Sal.84)
3.      Finalmente, Jabes pidió la protección de Dios. Al orar pidiendo que Dios lo librara del mal para que no lo dañe, Jabes estaba reconociendo la presencia de agentes de maldad, si había maldad en la época de Jabes, en el día de hoy ésta maldad se ha multiplicado. Si para Jabes era importante pedir a Dios su protección, para nosotros hoy, es mucho más importante.
Al finalizar nuestro estudio tenemos que decir algo más importante, la Biblia nos dice qué Dios le otorgó a Jabes lo que pidió, cuando oramos con fe y basados en los deseos de Dios, nuestras oraciones serán siempre contestadas. Dios desea bendecirnos, estar con nosotros y librarnos de todo mal. Pongamos en práctica la oración de Jabes y disfrutemos de los resultados de la intervención soberana de Dios en nuestras vidas.
Lcdo. José Piza Nivela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario