Todo en la
vida implica un proceso. Sí hablamos de
la vida vegetal encontraríamos allí procesos, la planta proviene de una
semilla, la cual primero tiene que morir, no se convierte en planta de la noche
a la mañana, lo mismo podríamos decir de toda clase de vida. El niño no camina
de la noche a la mañana, esto también implica un proceso.
Hablar del
ministerio cristiano es hablar también de un proceso, es decir, nadie se
convierte en ministro de la noche a la mañana. El ministerio cristiano implica
4 grandes cosas:
I.
Empieza con un llamado Divino. Al analizar todos los ministerios en la Biblia, encontramos
que lo primero que ellos experimentaron fue el llamado. Llamado que ocurrió de
diversas formas. A Moisés Dios lo llamó desde una zarza, a Isaías, Dios le dio
una visión en el templo, a Saulo se le
reveló camino a Damasco, las formas fueron diferentes, pero todos ellos
recibieron el llamado de Dios. Por lo tanto, nadie debe de ejercer el
ministerio sino ha recibido este llamado de Dios.
II.
Luego viene la preparación. Cuando Jesús llamó a sus discípulos, los preparó durante
tres años. Pablo pasó 9 años preparándose antes de empezar su ministerio,
Eliseo pasó 12 años al lado de Elías luego de haber sido llamado, en fin, el
segundo paso del ministerio es y debe ser la preparación. Lamentablemente
muchas personas han ingresado al ministerio sin la debida preparación.
III.
Luego de la preparación, viene el
equipamiento. Jesús luego de llamar a sus discípulos, los preparó,
no los envío a predicar, sino que les dijo que no se muevan de Jerusalén sin
revestidos del Espíritu Santo. Ahí los equipó con dones para la tarea encomendada.
IV.
Luego viene el envío. A las personas que Él ha llamado, las prepara, luego las equipa, para
posteriormente enviarlas.
V.
Finalmente, a los que él envía, los respalda. La Biblia
dice “Que ellos habiendo sido enviado, fueron respaldados por el Señor,
confirmando la Palabra con grandes señales”(Mr.16:20)
Este es el proceso que nos enseñan las Escrituras, a las personas que Dios
llama, prepara, a las que prepara, equipa, y a las que equipa envía, y a las que
envía respalda. Sigamos el proceso de Dios, no lo alteremos, para que seamos de
bendición a su pueblo.
Ps. José Piza Nivela.
Lcdo.
En Teología y raíces Hebreas
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