En el libro de Hechos de los Apóstoles
capítulo 15, desde el verso 36 hasta el 40, la Palabra de Dios nos dice lo
siguiente:
“Después de algunos días Pablo dijo a Bernabé: Volvamos y visitemos a
los hermanos en todas las ciudades donde hemos proclamado la palabra del Señor, para ver cómo están. Bernabé quería llevar también
con ellos a Juan, llamado Marcos, pero Pablo
consideraba que no debían llevar consigo a quien los había desertado en
Panfilia y no los había acompañado en la obra. Se produjo un desacuerdo tan
grande que se separaron el uno del otro, y Bernabé tomó consigo a Marcos y se
embarcó rumbo a Chipre. Mas
Pablo escogió a Silas y partió, siendo encomendado por los hermanos a la gracia
del Señor”.
Debe de haber sido impresionante para Pablo y Bernabé lo que ellos
experimentaron durante su primer viaje misionero. Cuánta satisfacción deben de
haber sentido al ver muchas vidas salvadas, muchas iglesias implantadas donde
nunca antes se había predicado el evangelio, cuánto agradecimiento deben de
haber expresado, al ver el respaldo de Dios,
durante estos casi 5 años de fructífera labor, a través de lugares
inhóspitos e infectados de peligros y ladrones.
Es por eso, que inmediatamente después de la reunión en el Concilio de
Jerusalén, vuelven a hablar para emprender nuevamente esta gloriosa empresa,
pero ¡oh sorpresa!, entre estos dos gigantes de la fe surge un desacuerdo, un
desacuerdo que los lleva a separarse cada cual por su camino.
¿Cuál fue la causa del desacuerdo? ¿Quizás alguna diferencia
doctrinal? ¿Alguna diferencia sobre los métodos a utilizar? ¿Cuestiones de
índole monetaria? No, el problema era Juan Marcos, aquel joven que los había
acompañado, pero que desafortunadamente los había abandonado a mitad del primer
viaje.
No sabemos los verdaderos motivos de su deserción, pero es muy
probable que se deba a cobardía, cualquiera sea la causa, Juan Marcos fue la
manzana de la discordia entre dos gigantes de la fe.. Pablo se oponía
rotundamente a su presencia en el segundo viaje, mientras que Bernabé insistía
que el debía acompañarlos.
Analicemos la postura de cada uno de ellos.
Pablo.
1.
Consideraba que no era conveniente, que alguien que había
mostrado cobardía, estaba descalificado para realizar la tarea que Dios les
había encomendado.
2.
Los peligros que encerraba el segundo viaje misionero
serían mayores que los del primero, pues al término de éste, la oposición había
sido fuerte.
Bernabé.
1.
Consideraba que era necesario darle a este joven una segunda oportunidad.
2.
Que el evangelio que ellos ofrecían, era un evangelio de
restauración y que Juan Marcos sería un fiel ejemplo de ello.
Realmente ambos tenía razón, Pablo pensaba en la obra, Bernabé en la
`persona. Este pasaje nos enseña que en la vida cristiana es probable que hayan
desacuerdos.
¿Cuál debe de ser nuestra actitud frente a las discrepancias?
1.
Debemos de reconocer
que en todo desacuerdo, es probable que ambas partes tengan la razón, una en
mayor grado que otra.
2.
Que los desacuerdos debemos de manejarlos con sabiduría.
3.
Que debemos de respetar el criterio de la otra persona,
aunque no estemos de acuerdo con ella.
4.
Que no debemos herir ni guardar ningún tipo de
resentimiento hacia la persona que no comparte nuestra opinión.
Lo importante de este pasaje es que ni pablo ni Bernabé guardaron
algún tipo de resentimiento a pesar de sus diferencias. Pablo nunca habló mal
de Bernabé en sus escritos y posteriormente para pide la presencia de Juan
Marcos, pues reconoce que le es útil para el ministerio.
Amados en la vida cristiana experimentaremos diferencias de
pensamiento, de opinión, de apreciación, pero no permitamos que nuestras
diferencias nos distancien el uno del otro. Que Dios lo bendiga.
Ps.José Piza Nivela
Lcdo. En teología y raíces hebreas.
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