Excusas, excusas, excusas.
A las disculpas que se dan con la intención de huir o evadir
algo se les conoce como excusas. Son pretextos, justificaciones y evasivas que
se usan en muchas ocasiones para quedar bien. Desde que se inventaron las
excusas nadie queda mal, estamos acostumbrados a ellas. Siento llegar tarde, no
he tenido tiempo, no puedo ir, etc. De tal manera que las excusas pueden poco a
poco llegar a ser formas refinadas de mentir. En otras palabras, nos excusamos
cuando las cosas no son de nuestro interés. Eso fue lo que paso con los
invitados a esta boda, registrada en Lucas 14, del verso 16 al 24
En los tiempos de Jesús cuando se invitaba a alguien a una
fiesta, se le decía la fecha con mucha anticipación más no la hora. Cuando
llegaba el día fijado y todo estaba listo, el anfitrión enviaba a los siervos
para que citaran a los invitados. De manera que aceptar la invitación por
anticipado y luego rechazarla, el mismo día de la fiesta, constituía un insulto
grave y una ofensa seria.
Se presentan tres tipos de excusas distintas y absurdas al
mismo tiempo.
1 El primero colocó los negocios por encima de la
invitación. Había comprado un terreno y necesitaba ir a verlo fue lo que dijo.
Les pregunto: Acaso alguien compra un terreno sin haberlo visto antes? Como es
que lo compra y luego lo va a ver?. Como va a inspeccionar un terreno de noche,
a oscuras?. Por supuesto que la excusa era una mentira.
El segundo, colocó al trabajo por encima de la
invitación. Probar los bueyes a la hora de la cena?. No es mejor temprano en la
mañana?. Otra excusa que es mentira.
El recién casado puso como excusa la familia.
(Dt 24:5). No puedo dejar sola a mi mujer.
Lamentablemente, ésta historia bíblica se sigue repitiendo aún el día de hoy, de manera especial, en lo relacionado a nuestra relación con Dios. Somos expertos al excusarnos por no orar, no vivir en santidad, no leer la biblia.
¿ Cuál es su excusa amado hermano para no obedecer al Señor? Recuerde que ninguna de ellas son válidas.
Pst. José Piza.