La gran
comisión.
La gran tarea es de hacer discípulos |
Debió haber
sido muy importante para Jesús, antes de partir hacia los cielos, darle a sus
discípulos sus últimas instrucciones. Durante tres años y medio, les había
enseñado todo lo relacionado con el reino de Dios, por lo tanto, sus últimas
instrucciones revestirían gran
importancia.
¿Cuáles
fueron sus instrucciones?¿ Qué consejos les dio?¿Los instruyó sobre cómo
dirigir el ministerio?¿Les enseñó sobre las persecuciones?. De ninguna manera.
Veamos su más importante mandamiento:
“Toda
potestad me es dada en los cielos y la tierra, por tanto, id y hacer discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que les he
mandado”(Mateo 28:18-20).
Antes de
analizar su último y gran mandamiento, veamos la base del mismo, la base para
ésta orden radica, en que El ha recibido todo poder y autoridad, es como si les
dijera, no se preocupen por nada, confíen, yo tengo todo el poder, El les dijo
yo tengo todos los recursos, solamente ustedes hagan lo qué les he
encomendado:”Vayan y hagan discípulos”.
Ésta es la
gran tarea de la iglesia, El nunca nos dijo que organicemos coros, ni grupos
musicales, ni reuniones de parejas, adolescentes, jóvenes, reuniones de
solteros, de divorcios, ni encuentros, ni retiros, ni que construyamos templos,
ni qué hagamos programas, Su orden es la de hacer discípulos.
De hecho, la palabra “cristiano, solo aparece tres veces en la Biblia, la
palabra “creyente”, aparece 19 veces, mientras que la palabra”discípulo”,
aparece 176 veces. Jesús no nos mandó a construir edificios, fue a partir del
siglo cuarto que la iglesia recién empezó a adquirir edificios, hemos gastado
millones de dólares en la adquisición de suntuosos templos y hemos sobrecargado
a la congregación para el sostenimiento de los mismos.
La tarea de
la iglesia es clara, tiene un sola meta, “discipular”, si la iglesia no tiene
discipulado, está fallando en la gran tarea que Jesús le encomendó.
En Mateo
28:19- 20, Jesús nos sigue diciendo:”Por tanto, id y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu
Santo, ensenándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado…”
El discípulo sigue a su maestro |
Quisiera enfatizar, qué lo que Jesús está
diciendo es una orden, no es un consejo, no es una opción, es un mandamiento, y
utiliza dos verbos en imperativo:”id y haced”, no dice esperen que vengan, la
orden es de salir a discipular, y éste llamado a discipular abarca a todas las
naciones.
Habíamos dicho que, el término para identificar a los seguidores
de Jesús, no es el de creyentes sino de discípulos. A estos discípulos hay que
enseñarles que guarden todas las cosas que Jesús les había enseñado a ellos.
Permítame
enfatizar ésta verdad, todo
discípulo debe de ser enseñado en todo
lo que Jesús ha enseñado, hay que enseñarles “todo”, no una parte, no lo que me conviene que sepa, hay que
enseñarles todo.
Entonces si
en una iglesia, todos no tienen el mismo
conocimiento, la iglesia está fallando en su misión. Pero de aquí se desprende
otra verdad, para enseñar todo lo
que Jesús enseñó, el que enseña debe de saber todo lo que Jesús enseñó, es decir, el que enseña debe de estar
capacitado para poder enseñar, y para estar capacitado se desprenden otras
verdades.
1. El que enseña debe de haber sido
enseñado. Con esto no estamos diciendo que debió haber asistido a un lugar de
enseñanza, pues conozco a algunos que se graduaron conmigo, y a otros que
egresaron de un seminario, y que tienen sus títulos, pero en su enseñanza dejan
mucho que desear. Cuando hablo de haber sido enseñado, estoy hablando de que
asimiló esos conocimientos, que los interiorizó, que los comprendió.
2. El que enseña debe de tener capacidad
para hacerlo. En 1 a Timoteo, entre los requisitos del obispo, anciano o
pastor, Pablo, o más bien, el Espíritu Santo, dice que “debe de ser apto para
enseñar”, debe de tener la capacidad, dada por Dios, para enseñar. Hay personas
que tienen conocimiento, más no tienen la capacidad para enseñar, debido a esto
es que en las iglesias encontramos personas (incluyendo pastores y líderes),
que desconocen las doctrinas básicas del cristianismo. Si un anciano o pastor
no tiene la capacidad de enseñar, sencillamente no ha sido llamado por Dios.
Eso dice la Biblia y punto.
3. El que enseña debe de haber sido
llamado por Dios. A estos doce, a quienes Jesús les dio la orden, fueron
llamados por El.