domingo, 17 de enero de 2016

La gran comisión.

La gran comisión.


La gran tarea es de hacer discípulos
Debió haber sido muy importante para Jesús, antes de partir hacia los cielos, darle a sus discípulos sus últimas instrucciones. Durante tres años y medio, les había enseñado todo lo relacionado con el reino de Dios, por lo tanto, sus últimas instrucciones  revestirían gran importancia.
¿Cuáles fueron sus instrucciones?¿ Qué consejos les dio?¿Los instruyó sobre cómo dirigir el ministerio?¿Les enseñó sobre las persecuciones?. De ninguna manera. Veamos su más importante mandamiento:
“Toda potestad me es dada en los cielos y la tierra, por tanto, id y hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado”(Mateo 28:18-20).
Antes de analizar su último y gran mandamiento, veamos la base del mismo, la base para ésta orden radica, en que El ha recibido todo poder y autoridad, es como si les dijera, no se preocupen por nada, confíen, yo tengo todo el poder, El les dijo yo tengo todos los recursos, solamente ustedes hagan lo qué les he encomendado:”Vayan y hagan discípulos”.
Ésta es la gran tarea de la iglesia, El nunca nos dijo que organicemos coros, ni grupos musicales, ni reuniones de parejas, adolescentes, jóvenes, reuniones de solteros, de divorcios, ni encuentros, ni retiros, ni que construyamos templos, ni qué hagamos programas, Su orden es la de hacer discípulos.
 De hecho, la palabra “cristiano,  solo aparece tres veces en la Biblia, la palabra “creyente”, aparece 19 veces, mientras que la palabra”discípulo”, aparece 176 veces. Jesús no nos mandó a construir edificios, fue a partir del siglo cuarto que la iglesia recién empezó a adquirir edificios, hemos gastado millones de dólares en la adquisición de suntuosos templos y hemos sobrecargado a la congregación para el sostenimiento de los mismos.

La tarea de la iglesia es clara, tiene un sola meta, “discipular”, si la iglesia no tiene discipulado, está fallando en la gran tarea que Jesús le encomendó.
En Mateo 28:19- 20, Jesús nos sigue diciendo:”Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, ensenándoles  que guarden todas las cosas que os he mandado…”
El discípulo sigue a su maestro
 Quisiera enfatizar, qué lo que Jesús está diciendo es una orden, no es un consejo, no es una opción, es un mandamiento, y utiliza dos verbos en imperativo:”id y haced”, no dice esperen que vengan, la orden es de salir a discipular, y éste llamado a discipular abarca a todas las naciones.
 Habíamos dicho que,  el término para identificar a los seguidores de Jesús, no es el de creyentes sino de discípulos. A estos discípulos hay que enseñarles que guarden todas las cosas que Jesús les había enseñado a ellos.
Permítame enfatizar ésta verdad, todo discípulo debe de ser enseñado en todo lo que Jesús ha enseñado, hay que enseñarles “todo”, no una parte, no lo que me conviene que sepa, hay que enseñarles todo.
Entonces si en una iglesia,  todos no tienen el mismo conocimiento, la iglesia está fallando en su misión. Pero de aquí se desprende otra verdad, para enseñar todo lo que Jesús enseñó, el que enseña debe de saber todo lo que Jesús enseñó, es decir, el que enseña debe de estar capacitado para poder enseñar, y para estar capacitado se desprenden otras verdades.
1.      El que enseña debe de haber sido enseñado. Con esto no estamos diciendo que debió haber asistido a un lugar de enseñanza, pues conozco a algunos que se graduaron conmigo, y a otros que egresaron de un seminario, y que tienen sus títulos, pero en su enseñanza dejan mucho que desear. Cuando hablo de haber sido enseñado, estoy hablando de que asimiló esos conocimientos, que los interiorizó, que los comprendió.
2.      El que enseña debe de tener capacidad para hacerlo. En 1 a Timoteo, entre los requisitos del obispo, anciano o pastor, Pablo, o más bien, el Espíritu Santo, dice que “debe de ser apto para enseñar”, debe de tener la capacidad, dada por Dios, para enseñar. Hay personas que tienen conocimiento, más no tienen la capacidad para enseñar, debido a esto es que en las iglesias encontramos personas (incluyendo pastores y líderes), que desconocen las doctrinas básicas del cristianismo. Si un anciano o pastor no tiene la capacidad de enseñar, sencillamente no ha sido llamado por Dios. Eso dice la Biblia y punto.
3.      El que enseña debe de haber sido llamado por Dios. A estos doce, a quienes Jesús les dio la orden, fueron llamados por El.